La casa “vive” hacia un campo de golf. Orientando todos los espacios hacia este “gran jardín” con una continuidad del área verde privativa hacia el verde del campo de golf, convirtiéndose éste último en el jardín más importante.
Una “calle interior” se genera al interior de la casa, es el atrio central que se baña de luz natural gracias a parteluces de cristal translúcido suspendidos en el techo. El remate al final de este gran pasillo se da en la parte superior con la naturaleza del “jardín de los árboles”.
La sala a doble altura, elemento de gran presencia, se forra de cristal en todo su perímetro y se enmarca con un muro colgante desdoblado desde el techo, dando escala y confinamiento.
La luz del sol fue fundamental en la concepción del proyecto, logrando grandes áreas iluminadas de manera natural gracias a ventanales de cristal y a perforaciones cenitales. Los asoleamientos son controlados con volados generando sombras.
La transparencia de la casa genera un efecto inverso, de día se baña de luz natural, de noche asemeja a una lámpara enfatizando los volúmenes que flotan sobre el pasto.
El mobiliario, pensado en su funcionamiento y estética, tiene su lugar específico. Algunos de ellos pueden rotar para integrar o separan espacios como elementos de transición o visuales.